viernes, 10 de octubre de 2014
Juego de Gordos
El verano acabó en el Madrid ovalado. Aquella época dominada por los torneos de seven y otra serie de abortos rugbísticos que, como cada año, amenazaron con perpetuarse hasta la llegada del frío, concluyó. Pero el invierno se acerca. El citado paréntesis no fue más que una mera distracción pasajera mientras las principales dinastías se preparaban para combatir con éxito el paso por la región de las bajas temperaturas de la meseta. El frío invierno se avecina y amenaza perpetuarse. Por ello todas las casas madrileñas se aprestan a recomponer fuerzas y formular nuevas estrategias con las que planificar la conquista del Trono de Hierro y sobre el cual regir los destinos de Poniente y lucir con orgullo la corona de campeón.
En el Poniente madrileño este honor es ostentado actualmente por Cisneros, la casa más poderosa del reino y que desde Desembarco del Rey ocupa la posición más privilegiada de todas ellas. Una de las dinastías que aspira a conquistar el reino y desbancar a los del ánade es Alcobendas, cuya casa imperó durante años, no sólo en la Comunidad sino también en el resto de la región, así como fuera de ella.
Otros candidatos a proclamarse reyes son los hombres de hierro del Canoe. Los piratas de la ciudad sin mar, por su afán conquistador aun en detrimento del nombre originario de su familia, dicen reinar en el campo de Hierba de Hierro, o Valle de las Cañas. Su trono, sin embargo, había sido reconquistado por los caballeros del Valle del Olímpico después del enésimo exilio de los de blanco y amarillo este año para vestir otros colores más colchoneros, aunque poco le han durado estas pieles futboleras a los duros hombres del mar.
En un metafórico norte, los afrancesados lobos del Liceo, una de las dinastías con más tradición y enjundia de la capital, sobrevive al paso del tiempo con un mayor desgaste que el resto de las casas y espera la llegada de nuevas camadas que le devuelvan a una mejor posición. Mientras tanto, no pierden ojo del reclutamiento que sus vecinos de Hortaleza vienen llevando a cabo al otro lado del mar que separa las disputas nacionales de la regional madrileña.
Los bisoños pero no por ello menos temidos dragones de Hortaleza acechan desde su cueva de la regional y vislumbran una nueva era, forjada través de decenas de batallas para las cuales han reclutado al mayor ejército del reino. No obstante, no olvidan que toda conquista desde el otro lado del mar se cimentó a partir de la más dominante criatura que asolara Poniente. Aquella que desde los cielos unificó el reino a sangre y fuego y con los que Hortaleza espera alzar el vuelo y doblegar a sus enemigos.
Todas estas dinastías y otras tantas que ya os daremos a conocer conforman la particular disposición de los Siete Reinos madrileños de Juego de Gordos, cuyo Trono de Hierro será de nuevo disputado esta nueva temporada que acaba de comenzar.
Sin embargo, existe fuera de esas fronteras, un indómito mundo que pocos se atreven a explorar. Los autoproclamados pueblos del Rugby Libre viven más allá del muro burocrático de la ficha federativa, al margen de las leyes marcadas por reyes, duques y caballeros. Ellos se rigen por otras normas, otros códigos, que, paradójicamente, mantienen la esencia del deporte ovalado. Pero eso, ya es otra historia. Y el invierno se acerca…
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