El número 10 lleva consigo ciertas cargas éticas y estéticas que alienan al portador. Es como el disfraz de Venom o el efecto del éxito de Birdman en el personaje que hace Michael Keaton en la última película de González Iñárritu. Carga con la responsabilidad del juego de equipo, el 10 decide si se juega abierto o cerrado, en su campo o en el nuestro, a la corta o a la larga. Por lo tanto es un puesto que necesita de una gran capacidad de visión espacial y una perspicacia especial para el cálculo. El apertura es un águila. El problema viene cuando un caballo intenta ser águila, que no llega ni a pegaso. Algo de eso ocurrió en los últimos compases del Airbus-XV de Hortaleza, un caballo con la capacidad de cálculo de una ameba decidió zanjar el partido con una coz que no sirvió para decantar el partido hacia ningún lado.
Pero además del componente ético está el componente estético. Como en el deporte matriz, el 10 está impregnado de un aura de glamour canchero difícil de desprenderse. Es ese perfume de las estrellas de rock, que se hacen los 'malotes' y subversivos porque saben que gusta, porque está en el papel, porque es lo que se espera de ellos. Se da una extraña circunstancia entre los jugadores. En cuanto ese uno y ese cero roza la espalda del jugador hay una extraña metamorfosis en la mente del rugbier, no precisamente porque se agudice la capacidad de cálculo, sino porque se inocula en su materia gris una sensibilidad especial para la extravagancia. De ahí que los 'dieces' se obsesionen por los complementos, los peinados estrafalarios, las botas atrevidas, etc. El del XV ese día se decidió por una térmica verde fosforito, para que se le vieran los errores con más claridad vaya...
En cualquier caso sería injusto dedicarle más tiempo al personaje, porque el equipo no se mereció ese final. No estamos en disposición de arriesgarnos a decir que mereció ganar con holgura, pero si por ajustar las tablas de una manera más noble. El partido fue digno de ver, jugar y arbitrar. Cualquiera sobre el sintético de Puerta de Hierro pudo disfrutar de un buen rato de rugby, impropio de las frías noches sabatinas de la regional madrileña. Aeronáuticos es un equipo que se merece todos los reconocimientos posibles. Un recién ascendido a la primera categoría de Madrid que lleva varios años imparable en la región. Es el escalador clásico del tour de Francia que siempre destaca en los Hors Catégorie. Un equipo contra el que es un gustazo jugar y al que es una alegría ver.
En cualquier caso sería injusto dedicarle más tiempo al personaje, porque el equipo no se mereció ese final. No estamos en disposición de arriesgarnos a decir que mereció ganar con holgura, pero si por ajustar las tablas de una manera más noble. El partido fue digno de ver, jugar y arbitrar. Cualquiera sobre el sintético de Puerta de Hierro pudo disfrutar de un buen rato de rugby, impropio de las frías noches sabatinas de la regional madrileña. Aeronáuticos es un equipo que se merece todos los reconocimientos posibles. Un recién ascendido a la primera categoría de Madrid que lleva varios años imparable en la región. Es el escalador clásico del tour de Francia que siempre destaca en los Hors Catégorie. Un equipo contra el que es un gustazo jugar y al que es una alegría ver.
El partido tuvo mucha intensidad desde el principio. Ambos equipos jugaban sus ataques con muchas fases y cambios de sentido, intercalando delanteros y línea en cada percusión. Una forma de jugar que exigía mucho físico y orden defensivo. Hortaleza se vio mucho más fuerte jugando delante, los hortalinos destacaron del el inicio en el noble arte del maul y las fases estáticas, sobretodo la melé, que eran terreno fecundo para el deleite de los pilares abisinios. Aeronáuticos, por su parte, destacaba por la inteligencia en el juego, evitaba disputar el maul y las melés espontáneas. Invertía poco esfuerzo en los ruck y prefería jugar lejos de los agrupamientos.
De hecho los ensayos fueron fiel reflejo de la manera de jugar de cada equipo. Hortaleza metió sus tres ensayos por empuje o por continuidad, pero no consiguió convertir ninguno de ellos. Mientras Airbus consiguió sus dos tries jugando al abierto y aprovechando los poquitos errores de placaje que tuvo el XV ese día. Eso sí, a diferencia de los de Oti, los aeronáuticos estuvieron acertados al pie, convirtiendo un ensayo y un golpe de castigo. Esta tortuga no suele estar muy segura de sus números, considera verdaderos héroes a los que se enfrentan a la calculadora humana en el programa del bíblico Jordi Hurtado, pero eso da como resultado final 15 a 15. El resto de la historia ya la sabéis, y sino acudid a los entrenamientos que la gesta del último minuto se recordará por mucho tiempo. Tanto como los que lleva en antena 'Saber y Ganar', un programa muy recomendable para el 10 del 15, digo XV...
Fotografías: Fernando Bernal
Alineación: 1. Julián, 2. Ewok, 3. Kiko, 4. Fionn, 5. Villa, 6. Bernardo, 7. Gonzo, 8. Marcos, 9. Víctor, 10. Pelut, 11. Magia, 12. Antón, 13. Plumas, 14. Leo, 24. Hobbit, 16 Jeffrey, 17. Patxi, 18. Yankee, 19. Borjita, 20. Duende
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