martes, 3 de febrero de 2015

De cuando Quijote cayó en las garras del dragón. XV Hortaleza 'B' 36 - Quijote Rugby 5


En un campo de rugby de Hortaleza, de cuyo nombre no quiero acordarme, el domingo jugaron unos dragones, de los de escamas en pellejo, flancos nervudos y fogoso regüeldo. Una olla de algo más arroz que cosas, patatas estofadas, duelos y cervezas los sábados, y por añadidura algún hueso a roer los domingos, consumían gran parte de sus terceros tiempos. Vestían casaca negra con irregulares trazos de Abisinia, calzón oscuro para los encuentros con gruesas medias a más gloria de Etiopía y botas con tacos a escoger. Tenían el sobrenombre de dragones, aunque por nomenclatura original se entiende que la jauría alada respondía al nombre de XV Hortaleza. Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta, como dejó escrito Miguel de Cervantes, que en la narración no se salga un punto de la verdad.

Llegó el día, sin ventura alguna, en que los hombres de Quijote Rugby aparecieron por la cueva del dragón. Otra vez, taimados vizcaínos más que caballeros, aún se paseaban cual fantasmas por las mentes de las bestias, quienes rememoraban aquella frustrada escaramuza por tierras de Castilla. En estos coloquios de entre semana salieron de la guarida cuando a lo lejos vieron que hacía ellos venía una espesa y gran polvareda. "¿Ves aquella nube de polvo que allí se levanta? Pues no es otra cosa que el barullo que organiza un ejército de quince hombres en formación". 

"Pues que me lleve al diablo si aquellas figuras negras que allá se ven no son dragones. ¿Acaso no percibes ese tufo a quemado? ¿No oyes el gruñir de sus fauces? ¿No sientes el vendaval de su aleteo, solo ensordecido por el campaneo del cencerro?" La estampida inicial de los abisinios aseveraron estos temores. Entrando por medio del escuadrón de la caballería yunquera a ritmo de zarpazos, los del hortal arañaron sus primeros puntos. Una larga jugada gestada allende sus terrenos fue desplazada hasta los secarrales páramos de los manchegos, que claudicaron ante la enésima embestida de los delanteros locales (7-0). Incluso pudieron haber abierto el marcador mucho antes de que Chef lo hiciera cuando sendos ensayos de Javi López y Pira fueron anulados por la falta de visibilidad para dilucidar la validez de los mismos. El primer tanto trajo consigo cierta incertidumbre durante los siguientes minutos, marcados por una entente de errores, patadas y fases estáticas, que adormeció el ímpetu primigenio. 



Es menester resaltar que la continuidad gozó de bastante presencia, para lo que viene siendo habitual por estas cavernas, y con ella, el dragón siguió avanzando, tanto que acabó por asolar por segunda vez la marca ajena por obra del mismo sujeto anterior, quien se cobró un golpe de castigo saliendo del ocho en la melé, no sin que antes sus compañeros hubieran rondado la misma con cierto peligro un par de veces (12-0). Tales fueron los golpes recibidos que los hidalgos manchegos acabaron por claudicar de su montura y diéronse de bruces con la realidad de esa mañana. El clan dragón no era igual que aquel que pasó hace unos meses por su villorrio, aunque sus miembros eran los mismos.

El segundo lance de esta novela de caballería, con almendra encuerada de por medio, se inició con líneas muy similares a las del capítulo anterior. A ritmo de vacuno tintineo, los abisinios volvieron pronto a pisar tierras manchegas y Borja se cobraba cinco puntos más (17-0). La cuarta marca, la que trae premio, vino poco después cuando el inefable ocho del XV recogía un golpe de castigo cobrado por Óscar (24-0). Poco antes, la algarada inundó una de las agrupaciones, cuando Tamim comenzó a recibir las corrientes atenciones subterráneas del 'ruck'. Con esta licencia, que se tomó libremente el de Quijote, el responsable de velar por la buena lid no tuvo otra opción que mandarle al rincón de pensar. Manolito, que durante aquel romance se afilaba el colmillo desde el taburete, socavó un poco más la ya maltrecha armadura de Quijote (31-0) con el penúltimo ensayo de su equipo a poco para el final.

Quijote no se cuidaba de las heridas; incluso mirando a todas partes preguntaba, "¿dónde estás, orgulloso dragón? No recules. Vente a mí, que hidalgos somos y como tales deseamos probar tus fuerzas otra vez y quitarte la vida, como ya hicieran nuestros homólogos con tus antepasados en la Capadocia". En esas dieron su golpe, de forma rápida e imprevista, despertándose del aturdimiento al que hasta entonces habían sido sometidos a base de tarascadas y zarpazos (31-5). Alguna más tuvieron, pero sin éxito alguno, y el caballero de la triste figura lo fue un poco más cuando Roldán trazó el final de la obra (36-5) con un ensayo escorado, gestado desde una melé en lado opuesto.




Alineación: 1. Alexón (16. Darti, 55'), 2. Chenco (c), 3. Maño (17. Cuenca, 30'); 4. Josu , 5. Borja (18. Daver, 45'); 6. Andrés, 7. Tamim (19. Brasas, 55'), 8. Chef; 9. Pira (m.m), 10. Javi López (ap.) (20. Óscar, 60'); 11. Tobi (22. Roldán, 65'), 12. Lobo, 13. Joe; 14. Martins (23. Damien, 70'); 15. Dosser (21. Manolito, 55')

Resultado final: XV Hortaleza 'B' 36 - Quijote Rugby 5.

Anotadores: Chef, 15 puntos; Pira, 6 ptos; Borja, 5 ptos; Manolito, 5 ptos; Roldán, 5 ptos.


Fotografías: Laura Ozcoz.



                                                                                           

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