"Hasta la más ínfima de las 'chustas' es capaz de acabar en el fuego más prodigioso", Maestro Astilla
No habrá sido su mejor año. Algunos, movidos por el son de las sirenas, llegaron a creer que existía potencial como para codearse con las más altas esferas de la categoría. Otros se conformaban con venir a pasar la tarde. Fuera lo que fuese, el domingo, durante ochenta minutos, los desengañados y los escépticos fueron testigos de la victoria frente a Arquitectura C (18-26 [b]), el mismo equipo que en la ida avasalló al segundo equipo de Hortaleza.
Los
dragones remontaron el vuelo tras tres semanas de vacilante aleteo. El
tercer equipo de la Escuela acabó finalmente por no resultar óbice para la
consecución de un nuevo triunfo, que viene a avivar las ascuas del lánguido fuego con el que los dragones del Hortal se intentaron reconfortar tras las últimas jornadas.
A diferencia de episodios pretéritos, las fauces
del dragón pronto asestaron las primeras dentelladas en los jugadores locales,
quienes tuvieron durante todo el encuentro enormes dificultades para frenar al
grácil pero letal Roldán, quien en su primera temporada en el XV se ha
erigido en una de las referencias del equipo en los momentos difíciles. Aprovechando
una defensa en falso de la irregular línea trazada por los arquitectos, el joven paladín de la manada protagonizó una bonita y desbocada carrera que él mismo culminó
pateando a palos con éxito (0-7).
Los dragones tardarían un poco en retomar el
vuelo, pues antes revolotearían viejos fantasmas del pasado. El ensayo del centro
gallego del XV dio paso a la bien conocida, y aparentemente inevitable, relajación, con la consabida
pérdida del territorio y dos ensayos en contra. El primero, tras una jugada
individual del enjuto y rechoncho, pero veloz, primer centro de Arquitectura,
con la inestimable colaboración de la falta de placaje de los jugadores del XV.
El segundo, después de una jugada de la delantera, aprovechando varios golpes
de castigo, que hicieron retroceder varios metros a los del Hortal (10-7).
No obstante, aquellas alas que solían replegarse para
arrastrarse con esa nefasta compañera de batallas, la indolencia, optaron esta
vez por alzarse al contaminado cielo de la M-30 y derribar la Puerta del Hierro
que se interponía entre ellos y la victoria. Los dragones del Hortal empezaron
a recuperar el terreno perdido, haciéndose dueños de la 22 rival, en la que
encadenaron varias fases. A escasos metros de la zona de marca, Pelusa,
aprovechándose de una de las infracciones de los arquitectos sancionadas por el
hogareño arbitraje, abrió rápidamente para las patrióticas manos de Manu, quien
conseguía posar de forma escorada la almendra (10-12).
Ese fue el espolón que arreó los cuartos traseros
de los aturdidos dragones. Encorajinados, entre bufidos y gruñidos de rabia, se lanzaron furiosamente a por
la victoria. Primero, aguantando las embestidas locales con una férrea defensa
de todo el equipo, llegando a salvar situaciones extremas que vaticinaban
puntos para los locales; después, desplegando todo el poderío de sus fibrosas
alas negras.
Los arquitectos supieron rehacerse y forzaron un nuevo golpe. Patearon a 'touch' y al no sacar el balón dieron pie a la mejor jugada del XV durante toda la mañana en Puerta del Hierro. El juvenil Fran se hizo en
la banda con un oval caído del cielo y avanzó decidido al encuentro del muro
defensivo rival, apoyado por los delanteros que supieron guardar el
balón. Todos menos el mastodóntico Juli, que se lanzó en una carga en
continuado, rompiendo la defensa y ganando unos valiosos metros antes de descargar a sus compañeros. Duende abrió
el oval a los tres cuartos, y estos lo supieron transmitir hasta buscar el
espacio y llegar a Roldán, que fintó hacia dentro para ensayar bajo los palos
(18-19).
El partido sonreía a
Hortaleza, que se lanzaba a por lo que quedaba de
partido cargado de arrojo y valentía, pero también sin algo de cabeza para gestionar
mejor sus opciones. Sin embargo, los
errores propios eran inmediatamente enmendados en la 'touch', dominada por el
equipo del Hortal hasta en las lanzadas por el contrario, y en las melés, donde
sorpresivamente los dragones lograban recuperar el balón que perdían en el juego abierto.
A pesar de todo, una supuesta infracción de Chencho en un
agrupamiento dio la oportunidad a los arquitectos de sumar tres puntos, pero la
patada acabó desviada, y la línea del Hortal, renunciando
temerariamente a plantar el oval, corrió para devolver el juego a campo
contrario, donde el XV de Otilia insistía en busca de la cuarta marca haciendo bueno aquello de que 'la mejor defensa es siempre un buen ataque'.
Así, una patada de Dosser lograba colar a Hortaleza en la 22 contraria. El XV volvía a la carga, de nuevo Dosser, y aprovechando que Muñeco corría a su espalda en apoyo, fijó a su defensor y colgó el balón a su compañero. La carrera del delantero del Hortal culminó la victoria y consagró un quinto punto bonus para la saca del XV.
Para entonces, el verde pasto artificial era ya
solo una inmensa hoguera de intensidad, en la que cada boca era un grito, cada
mirada un relámpago y cada individuo una misma actitud. Las negras figuras que
se asentaban en aquellas tierras extrañas eran como más leña añadida al fuego,
de las cuales subía, como el vapor que emana de las calderas del
Transiberiano, un rumor intenso, agudo y silbante, como las alas del dragón.
Alineación: 1. Yankie (16. Juli) , 2. Chencho (c), 3. Pakirrín, 4. Daver, 5. Chef (17. Muñeco), 6. Cutrapali, 7. Fran, 8. Coppel, 9. Pelusa (m.m) ( 21. Pastor); 10. Duende (ap.); 11. Manu, 12. Roldán, 13. Dosser, 14. Rodri (20. Ocaña) ; 15. Hobbit.
Convocados: 19. Roberto Fuentes; 22. Fido, 23. Chewaka.
Marcador final: Arquitectura C 18 - XV Hortaleza B 26
Anotadores: Roldán, 12 ptos; Manu, 5; Muñeco; 5; Ocaña, 4.
Texto: Raphael/Leonardo.
Fotografías: Juan Caballero.
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