Más público que en Murrayfield |
A veces se necesita bien poco para sentirte como en casa. Julián Murua (Córdoba, 1996) lo tuvo fácil cuando llegó de su Argentina natal a las cuevas del XV. Él también hizo lo suyo, se acopló rápido a la rutina del club y se convirtió en uno de los pilares destacados de la aventura del equipo por DHB. A pesar de que su paso por Hortaleza duró poco, son muchos los que se acuerdan todavía de aquello.
Iban a ser momentos alucinantes en Hortaleza y Julián, acompañado de Chachi, otro de los habituales durante aquellos años, llegó justo a tiempo. "Lo primero que puedo decir es que nos recibieron como si fuéramos de la familia". Una grande y bastante apasionada por lo que hace. "Ver toda esa pasión por nuestro deporte y por el club hizo muy fácil poder sentirme como en casa".
"Al llegar el primer día al club me sorprendió la cantidad de niños que había jugando, tantos profes, gente disfrutando de nuestro deporte y compartiendo el club. Luego vi las actividades, el trabajo, los constantes viajes que se les daba a los críos y me di cuenta de que no era casualidad".
La primera impresión es casi siempre la que cuenta y no pudo ser mejor, pues además era la primera vez que Julián salía de Argentina para irse a vivir a otro lado. "La verdad es que fue alucinante, mágico podría decir, me volví enamorado de España y ojalá pueda volver pronto". El XV Hortaleza y su gente como acreditados funcionarios de las políticas migratorias del Estado.
"Chachi y yo estábamos buscando irnos, ambos queríamos viajar y conocer el país , pero obviamente dejar de jugar al rugby no era una opción . Un entrenador de nuestro club nos puso en contacto con Pablo Moscoloni, quien nos brindó todo el apoyo y nos ayudó increíblemente para poder estar en un club al que siempre le vamos a estar muy agradecidos".
El primer triunfo |
El relato de Julián sobre su paso por el XV está marcado por su hondo cariño a lo vivido durante aquellos años y como él mismo reconoce es difícil poner en palabras "tanta mezcla de emociones y recuerdos". Resulta gratificante observar como una persona que llegó de tan lejos y en tan poco tiempo adquirió un sentimiento de club que es difícil encontrar en el rugby actual, atrapado irremediablemente en los vicios y en las ínfulas de otros deportes.
"La gente del club nos lo hizo muy fácil, me gusta decir que lo mejor del rugby son los amigos que te da y el XV fue una fuente inagotable de grandes personas para mi vida. La gran familia de Hortaleza es el tema recurrente de la conversación, pues no solo recuerda a los jugadores con los que tuvo "la suerte de compartir entrenamientos y partidos", sino también las categorías infantiles y juveniles --aquel viaje con todos ellos a Valencia fue "muy hermoso"--, sin olvidar, apunta Julián, a "las chicas del club, una especie de motor, que aplican una gran dedicación y pasión a todo lo que hacen".
"Hubo muchos momentos buenos, pero creo que hablando del senior, el primer partido en DHB , siendo locales y logrando el primer triunfo con toda la preparación y trabajo que hubo detrás . Creo que fue un gran momento".
Aquel episodio contra Sevilla fue el prólogo de un año muy complicado en el que el equipo no pudo mantener la categoría en DHB, pese a todo, destaca Juli, "lo que uno busca siempre como jugador y equipo es la mejor competencia posible".
Aquel periplo por la segunda categoría del rugby patrio fue "realmente muy dura, hubo dos o tres equipos que marcaron una clara diferencia, pero luego creo que competimos todos los partidos, creo que pagamos un poco la falta de experiencia y de recambios en puestos clave, sobre todo en la delantera". Juli es tres cuartos, por si no había quedado claro.
Ahora, ya en casa, feliz en su Argentina, rememora todo aquello con "una mezcla de sensaciones", por lo "repentina e inesperada" que fue la vuelta por culpa de la pandemia. A sus protocolos se agarra para, "de a poco", lograr esa tan ansiada "nueva normalidad", que le permita nuevamente disfrutar de aquello que vino buscando también cuando llegó a Madrid, pero en esta ocasión en su otra casa, el Carlos Paz Rugby Club.
📸: Fernando Rodríguez Larios
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