lunes, 27 de enero de 2014

El año del dragón no existe. Hortaleza 'B' 15-35 Rivas

El segundo equipo de Hortaleza volvió a caer en casa, esta vez ante el conjunto de Rivas (15-35), que supo imponer su mayor poderío físico a lo largo del partido, en especial durante las fases estáticas del juego.


El año del dragón no existe. Al menos para nosotros, el equipo B de Hortaleza, que bastante tenemos con intentar batir las alas cuando tenemos ante nosotros a un contrincante de menor ralea. El sábado ese no era el caso. Aunque sin grandes alardes, Rivas volvió a doblegar a los dragones, que se marcharon al tercer tiempo con la sensación de sentirse estafados una vez más ante el postrero devenir que le espera a la temporada.


El inicio de partido dejó algo patente, muchos de los jugadores del Hortaleza no son ávidos lectores. Si difícilmente llegan al final de una crónica sin extenuarse, exigirles una lectura del reglamento se antoja como el mayor de los retos. Chewaka, haciendo patente su desconocimiento del manual, posó el oval en la línea de marca propia, propiciando una melé a cinco que acabó con los primeros puntos en contra (0-5).

Relegados al ostracismo en las fases estáticas del juego, la delantera, pastoreada por el siempre aguerrido Pelusa, solo consiguió codearse con su homóloga del XV de la Cigüeña en los desesperados conatos de orgullo que alguno de los ocho integrantes del rebaño quiso dejar sobre el sintético césped, antes de ver una vez más lo inevitable: que serían sobrepasados.

Así, cuando la línea conseguía levantar los ánimos de la afición local gracias a su buen hacer, al día de inspiración de Dosser, y al toque de calidad extra que aportaba Leo (5-10), los del sur de Madrid volvían a asestar un nuevo golpe (5-15).

La segunda mitad alargó un poco más la agonía local. Si bien, el XV rondaba la 22 visitante, Rivas se encargaba de alejar cualquier atisbo de remontada anotando los golpes de castigo que los jugadores de Hortaleza se encargaban de cometer a lo largo y ancho del terreno de juego, o abofeteando a los dragones con nuevos ensayos (15-25).

Los quiebros y cabalgadas de Leo, que esta semana iluminó los malienses colores de la cada vez más negra camiseta del segundo equipo de Hortaleza, y el ímpetu del extraviado Isma, que el día que se lo crea nos enterrará a todos, intentaron animar un marcador que, para sorpresa del que escribe, funcionó durante el partido (15-35).

El año del dragón es una fecha abstracta, oída hasta la saciedad por los improvisados astrólogos y pitonisos que encumbró el club, que si en algún momento vino recogida en nuestros calendarios, fue borrada de la única manera que el rugby tiene de hacer las cosas: a golpes.

Jamás nadie dijo que el camino fuera a ser fácil. Sin ir más lejos, ahí están nuestros hermanos mayores, sudando sangre para recuperar las zonas nobles a las que han demostrado estar más que capacitados. Sin embargo, este año no habrá dragones para el equipo B lo suficientemente grandes como para no deambular por los abismos de la clasificación.

Aún a riesgo de estar cayendo en el peor de los fatalismos, lo cierto es que pese a algún que otro destello, el paso de los dragones ha sido más vacilante y torpón del que cabría esperar a inicios de temporada, cuando los cantos de sirena que muchos quisieron adoptar como banda sonora anegaron todos los rincones del vestuario y las regadas tertulias tabernarias.

La indulgencia para con las derrotas y la condescendencia para tratar las mismas se han convertido en dos de las rémoras que obstaculizan el paso del equipo. La situación es tal, que la conquista de una touch, o alcanzar la supremacía en una melé se celebra como el más de los determinantes ensayos. Circunstancias infinitamente paupérrimas si se tienen en cuenta las metas que se marcaron en un principio.

Si bien nuestros hermanos parecen haber obtenido su particular redención, nosotros, portando nuestros aleatorios dorsales y sin imágenes que ilustren nuestras caídas, seguiremos siendo fantasmas en el cielo, como esos de los que hablaba Johnny Cash, los cuales tuvieron que cambiar sus costumbres de hoy, para poder cabalgar mañana.

Alineación: 1. Pakirrín (17. Julián), 2. Chencho (c), 3. Muñeco (16.Alexón); 4. Daver, 5. Isma, 6. Cutrapali, 7. Mac, 8. Urki (18. Tamin); 9. Pelusa (m.m); 10. Dosser (ap.); 11. Martin, 12. Rodri, 13. Leo, 14. Roberto Fuentes (21. Gonzalo); 15. Chewaka.

Anotadores. Ensayos: Leo (x2); Isma.
 Texto: Marcos Teixeira

Imágenes: Juan Caballero

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