miércoles, 19 de marzo de 2014

El XV no encuentra el camino. CR Alcalá 45 - XV Hortaleza 'B' 17



Los caminantes del Hortal se citaron en el Antonio Machado de Alcalá de Henares para continuar avanzando por la senda del triunfo, iniciada, amén del intervalo académico impartido por los doctores argentinos de Brandsen, con la estimulante etapa victoriosa de Puerta del Hierro. Sin embargo, los locales no desperdiciaron las concesiones de los dragones para ir engrosando su casillero, hasta llegar a la sangría final (45-17).


Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Antonio Machado (1875-1939).

Alcalá pronto empezó a explotar las carencias del XV, entre ellas, la permisividad e ingenuidad que mostraron sus delanteros en los agrupamientos que nacían de las touches, que sumado a las carencias generales en el placaje, permitieron a los locales darse un atracón de ensayos, que si bien en la teoría no reflejan una diferencia tal, sí lo fue en el único lugar en donde verdaderamente importa, el terreno de juego.

Los primeros puntos para el conjunto de la campiña madrileña nacieron de un maul que los dragones no supieron parar; escasos minutos después, su línea de tres cuartos entraba cual cuchillo en mantequilla por la defensa visitante, con la inestimable colaboración de sus homólogos del XV. Sin embargo, las desaforadas acometidas de Parra y Coppel espolearon las escamosas grupas de los saurios, quienes aún no habían sido fustigados en su orgullo. El rubio zaragozano quiso ponerle emoción al encuentro y anotó el primer ensayo de los suyos tras una potente e iracunda carrera, dejando tras de sí a varios jugadores alcalaínos (10-5).

El XV etíope parecía despertar después de un inicio dubitativo y acechaba con cierto peligro la zona de marca de los locales, en especial gracias al ahínco de la delantera, de nuevo pastoreada por Pelusa, el samoano del Hortal. El ensayo, no obstante, vino de nuevo por parte de Alcalá, gracias a otro maul a escasos metros de la zona de marca (17-5).

Hortaleza no quería rendirse y de nuevo se lanzó al ataque. Antes de que expirara el primer tiempo, una furiosa cabalgada de Parra puso a sus compañeros a cinco metros de la línea de ensayo. Con la ventaja por una anterior infracción de Alcalá, Chencho aspiró, aunque sin éxito, a plantar el oval. Finalmente fue el espabilado Pelusa quien agotó la prebenda arbitral ante la mirada atónita de los locales (17-12).

Al descanso, la ventaja local parecía reversible, pero un nuevo golpe cayó pesadamente sobre las fauces del dragón cuando aún no se había cumplido siquiera el primer minutos de los 40 que quedaban por disputar. Sirviéndose de la impericia del verbenero zaguero, Ocaña, quien tuvo que entrar al poco tiempo por la lesión de Duende, los de Alcalá ampliaron la ventaja, esta vez con acierto a palos incluido (22-12). Siguiendo el guión del primer tiempo, los del Hortal consiguieron sobreponerse; pero el tiempo pasaba y las piernas flojeaban. Alistando en sus filas castrenses a cualquiera de los ocho delanteros que reclamaban para sí el oval, los tres cuartos les mandaban sin ningún pudor a la guerra del ensayo, siendo el recién incorporado Urki quien saboreara por primera vez las mieles de dejar la almendra tras las líneas enemigas (22-17).


Ahí pereció el Hortal. Alcalá siguió ahondando en las carencias de los dragones, quienes veían como el resultado crecía en su contra sin que pudieran remediarlo (45-17). Los arrebatos de la primera mitad fueron menguando y con ello el espíritu del equipo, a merced ahora de los anfitriones. El camino hacia el punto bónus estaba ya demasiado lejos para las alechugadas extremidades aladas de los saurios, que tendrán que esperar una semana más para poder relanzar por enésima vez sus aspiraciones de vuelo.

Antonio Machado soñaba con caminos repletos de verdes pinos y polvorientas encinas, en cuyo horizonte se dibujaban colinas tan doradas, que ni la tarde más oscura era capaz de ensombrecer. Sin embargo, los caminantes del Hortal deambulan por sendas muy distintas a las imaginadas por el poeta sevillano. Las huellas del dragón carecen de profundidad, pese al colosal tamaño que se le presuponen a estos saurios. No hay camino, pues no se ha hecho al andar. El paso, torpe y vacilante, huella de nuevo la senda que nunca se debería haber vuelto a pisar.


Alineación: 1. Chencho (c), 2. Soto (17. Chemari), 3. Julián (16. Pakirrín); 4. Brasas (18. Isma), 5. Chef; 6 Parra. 7. Admin (19. Urki); 8. Coppel (20. Pedro); 9. Pelusa (m.m); 10. Dosser (ap.); 11. Peti, 12. Martin; 13. Rodri, 14. Chewaka; 15. Duende (22.Ocaña).

Convocados: 21. Muscu.

Marcador final: RC Alcalá 45 – XV Hortaleza ‘B’ 17

Anotadores: Parra, 5 ptos; Pelusa, 5; Urki, 5; Ocaña, 2.


Fotografías: Itziar Pulido.



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