domingo, 15 de diciembre de 2013

El Senior ‘A’ se hace con una angustiosa victoria ante Getafe

Un año antes de morir Rosalía de Castro publicó la última de sus grandes obras en castellano, ‘En las orillas del Sar’ (1884). En ella reflexionaba en las postrimerías de su vida sobre el extraño placer de la vida como eterna congoja. Uno de sus estrofas más representativas reza así:
Inexplicable angustia
hondo dolor del alma,
recuerdo que no muere,
deseo que no acaba...
 Fotorreportaje de José Luís Hernández Sanz




Algo parecido tuvieron que sentir los que se acercaron a las orillas del campo de Perales del Río, pedanía de Getafe, dónde el equipo local recibía en liga al XV de Hortaleza. Para ambos escudos era el último partido antes de despedir el año. Del desenlace del encuentro se podrían empezar a sacar conclusiones acerca de los objetivos de la segunda vuelta. Para los getafenses suponía retomar la lucha con los de arriba de la tabla y para el XV tenía que ser la confirmación de su buen papel en las últimas jornadas. 

Los chicos capitaneados por Kiko querían saberse merecedores de esos cuatro primeros puestos que pueden significar todo ante la temporadas que se avecinan en el rugby madrileño. La verdad es que ni el guionista más retorcido hubiera podido firmar un guión con los nudos y la trama de lo que acaeció en las orillas del Manzanares.

Ya en los primeros minutos se vio que las delanteras iban a tener el duelo más bonito e igualado del campo. Ambos paquetes eran celosos de sus fases estáticas. No daban una melé o una touch por perdida. El marcaje y la medida que se tenían era tal que cualquier scrum se llevaba varios minutos del marcador. De hecho, fue de una melé centrada de donde nació el primer ensayo. Fue la conexión de los orgullosos provincianos del XV, la que propició que subieran los primeros 5 puntos al marcador. El octavo segoviano sale de la melé, le da un pasé al lampiño 9 leonés, que le deja un pasillo franco al siempre desaliñado centro Castellonense, el cual tras fijar al zaguero asiste de nuevo a su medio melé para que este pose el balón bajo los palos. 


Entre los asistentes se pudo ver gran desconcierto por esa jugada, no sólo porque Pastelito metía al fin la patada a palos, ese día estuvo incomprensiblemente sembrado, sino porque nadie esperaba que el borrico valenciano no especulara con el balón y se lo apropiara hasta el final de la jugada. Tras este primer ensayo, la sensación en el campo era de cierta superioridad para el equipo visitante. El segundo ensayo tampoco tardó en llegar. Fue después de que Bodelón se aprovechara de un balón suelto para que con la ayuda del empuje de sus delanteros hiciera el segundo try.

Sin llevar a cabo un gran despliegue de su juego el XV se creía dominador del partido, a pesar de que les costaba penetrar en la delantera rival. Es más, el tercer ensayo tuvo que llegar después de una bonita jugada hilada por sus tres cuartos, que concluía Leo celebrando su titularidad como apertura con 5 puntos. Lo que no sabían los dragones, era que a partir de entonces, apenas volverían a ver la línea de ensayo rival. En un derroche de pundonor y sangre, los getafenses empezaron a apretar al equipo de Hortaleza, aprovechándose, una vez más, de la falta de disciplina. Se trataba del veneno perfecto para que el XV del dragón sucumbiera ante el empuje de Getafe: falta de placaje, golpes de castigo, una merma en su actitud y un rival enchufadísimo. 

Con esta mezcla de circunstancias, los locales metieron hasta cuatro ensayos seguidos. Los dos primeros en una flagrante cadena de errores de placaje, que hizo que el cerrado se convirtiera en una autopista para los jugadores de casa. El tercero fue fruto de una suerte de errores en la colocación de la defensa del XV, que dejaba que el equipo naranja encontrara la vía para conseguir una enorme cabalgada hacia los siguientes cinco puntos. Y el último, un ensayo muy trabajado de los de getafenses que culminaba su 13 después de un gran trabajo de fijación de la delantera.

En esos momentos, es cuando ves que poco a poco te has sumido en tu propio fango y has dejado pasar una victoria que tenías ya por segura, son muchas las sensaciones que te recorren el cuerpo: rabia, angustia, arrojo, tristeza… Si el rugby es un juego anímico, en ese momento el XV vivía en la caterva de jugadas más diversa e inverosímil que se pudiera imaginar. La combinación de todas ellas en su justa medida era el único antídoto que podía hacer que ganará o perdiera el partido. 


En esos momentos, es cuando ves que poco a poco te has sumido en tu propio fango y has dejado pasar una victoria que tenías ya por segura, son muchas las sensaciones que te recorren el cuerpo: rabia, angustia, arrojo, tristeza… Si el rugby es un juego anímico, en ese momento el XV vivía en la caterva de jugadas más diversa e inverosímil que se pudiera imaginar. La combinación de todas ellas en su justa medida era el único antídoto que podía hacer que ganará o perdiera el partido. 

Pero en los minutos finales, los “ánimos” tanto de la entrenadora como de los capitanes se hicieron un hueco en el ánimo de los jugadores. Los dracos parecieron recordar cómo habían jugado anteriormente. Supieron sobreponerse a la relatividad del tiempo y saber que, aunque pareciera imposible, hacía tan sólo 40 minutos que habían cedido la batuta del partido. La retomaron por unos minutos, así llego el ensayo y la transformación que hizo que esa inexplicable angustia se tornará en deseo que no muere.

Lo peor del partido sin duda fue la vergonzosa actitud de algunos individuos seguidores del Getafe. Con su comportamiento avergonzaron a su club y al equipo que había demostrado un pundonor encomiable, dejándose los cuernos para conseguir una remontada épica. Al final esta no se dio. Pero sin duda los getafenses podían irse a casa con la conciencia tranquila, no así con la imagen que dieron algunos de sus hinchas más futboleros, que increparon al señor y dejaron un poso bochornoso del final del partido.

Lo peor del partido sin duda fue la vergonzosa actitud de algunos individuos seguidores del Getafe. Con su comportamiento avergonzaron a su club y al equipo que había demostrado un pundonor encomiable, dejándose los cuernos para conseguir una remontada épica. Al final esta no se dio. Pero sin duda los getafenses podían irse a casa con la conciencia tranquila, no así con la imagen que dieron algunos de sus hinchas más futboleros, que increparon al señor y dejaron un poso bochornoso del final del partido.

Alineación: 15. Patelito, 14. Magia, 13. Raúl, 12. Pelut, 11. Muscu (22. Íñigo), 10. Leo, 9. Bodelón (20. Peti), 1. Yankee (16. Alex), 2. Patxi, 3. Kiko (17. Paquirrín), 4. Marcos, 5. Brasas (18. Josu), 6. Ewok, 7. Coppel (19. Daver), 8. Gonzalo.

Suplentes: 16. Alex, 17. Paquirrín, 18. Josu, 19. Daver, 20. Peti, 21. Roldán, 22. Íñigo, 23. Martin .



Resultado final: Getafe 25 – XV de Hortaleza 28 

Texto: Señor Panderola  
Imágenes: José Luís Hernández Sanz

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