El Depor tenía a Rufai, el XV a Jefrei |
Durante años formó parte de una recordada primera línea de Hortaleza en la que pacían otros grandes mamíferos de la talla de Kiko o Yankee, lo cual no impidió que sus bufidos resonaran entre los de sus compañeros de vanguardia. Pedro Marcos Bico Mbasogo (Las Palmas de Gran Canaria, 1991), más conocido como Jefrey, ahora, en su vuelta a casa, centra sus esfuerzos en ayudar a desarrollar el rugby ecuatoguineano.
Su accidentado retorno al pequeño país africano, con escayola de por medio cortesía de un entrenamiento cualquiera en Hortaleza, no hizo más que acrecentar las ganas de un tipo que nunca le ha dicho 'no' a eso de saltar a un campo de rugby por muy inesperada e improvisada que fuera la propuesta, como bien saben en el muy agradecido equipo universitario de Ciencias de la Información.
Por lo que si apenas necesita un respiro para unirse a una inefable escaramuza en Cantarranas, cuando le ofrecieron la posibilidad de acercar el rugby a los más pequeños de Guinea Ecuatorial los de la Academia de Rugby de Malabo se vieron con un Jefrey que ya se había puesto manos a la obra incluso antes de que pudieran terminar su oferta.
"Cuando me propusieron ayudar en el desarrollo del rugby en Guinea se me pusieron los ojos como platos. Ni me lo pensé. Vinieron con un gran proyecto y ahora estoy transmitiendo todo lo bueno que he aprendido de este deporte a las futuras generaciones de Guinea".
De paso, apunta, no estaría mal forjar a un futuro pilier a su imagen y semejanza. "Ahora ya no soy vaca, soy vaquero", es la agropecuaria metáfora que utiliza Jefrey para confirmar que de momento ejerce como entrenador y poco más, aunque se sentiría "encantado" de volver a jugar y quién sabe, formar parte del combinado nacional, cuando las circunstancias de la pandemia y del rugby local sean las adecuadas. "Estamos viendo cómo participar en algún torneo amistoso en Ghana o Camerún, para que los entrenamientos no caigan en saco roto".
"Siendo un guineano que ha jugado a un nivel más o menos bueno, siempre ha caído la broma de, 'eh, capitán de Guinea', yo por mi encantado, si ellos me necesitan no seré yo quien diga que no".
📷 : José Luis Hernández Sanz |
Jefrey se pone serio por primera vez durante la conversación para expresar su añoranza por el XV, aunque sus motivos para la melancolía son un tanto peculiares: los entrenamientos, esos días lluviosos y que te griten desde la grada. "Lo cierto es que te sentías arropado, éramos una gran familia, te reías y te enfadas, pero volvías al día siguiente con más ganas".
"Me alegra ver también cómo antes de irme los chavales de la cantera han comenzado a coger las riendas del equipo, y saber que todavía sigue habiendo gente con la que jugué, como Jabalí, o Marcos, que creo que sigue por ahí" (no, no sigue, Jefrey).
"Saber que he sido parte de ese equipo ha sido un gran honor. No sabría como agradecer todo lo que aprendí y mejoré con ellos, la fe que pusieron en mí desde el primer momento. Me encantó esa época, pero hay que seguir adelante".
No parece tampoco que el cambio le haya sentado mal, pues afirma no haberse arrepentido de volver a casa, a la que volvió para trabajar en una empresa estibadora de Malabo.
"Me vine a Guinea a trabajar y de momento aquí, genial. La vida es un tanto diferente, pero se vive bien. Aunque hacía mucho tiempo que no había vuelto a casa, el choque de adaptarme no ha sido grande".
Aún con todo, también es difícil dejar atrás su otra casa, Hortaleza, a la que acude siempre que puede, ya sea por nostalgia de tiempos pasados o por sí, en "algún partido aislado se necesita a un pilier y yo estoy por ahí...".
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