Carta de un rugbier cebolleta a Fermín de la Calle. El rugby y sus ¿valores? de bar.

Nos ha llegado al buzón de nuestra alcantarilla una carta firmada por un tal "Rugbier Cebolleta" y nos hemos visto obligados a publicarla

Estimado Fermín: 

Te escribo esta carta, ya que creo que eres una de las personas más públicas y notorias que tiene el rugby en los medios de comunicación de la actualidad. Hoy has publicado una carta a Cristiano Ronaldo por unas desafortunadas declaraciones que hizo el jugador. No obstante has expuesto una serie de casos, en donde el parecido con la realidad son pura coincidencia.

“…el rugby existen unos códigos de conducta honorable que todos respetamos escrupulosamente, por lo que nunca verás a un jugador de rugby simular una falta o una agresión…“

Creo que es de sobra conocido las tendencias de algunos, que no todos, jugadores últimamente. No dudan en exagerar agresiones y realizar gritos sobredimensionados para tratar de forzar un golpe de castigo o incluso una amonestación, por no hablar de agresiones innecesarias que se producen en el campo de juego. ¿A quien no le ha mostrado un compañero las marcas de dientes en su piel? O sin ir más lejos te puedo recordar el bochornoso caso de Brian Habana u otros ejemplos que han circulado por redes sociales. Ejemplos criticados pero reales, que merman la imagen de nuestro deporte por meros objetivos deportivos.

“Habrás visto que nuestras camisetas llevan dorsales, que indican la posición en el campo, pero no el nombre, porque no es importante quien vista esa camiseta. Lo importante es que quien la vista “haga su trabajo, sólo su trabajo, pero todo su trabajo”. Por eso cuando anotamos un ensayo nadie lo celebra señalando su nombre, lo festejamos con los compañeros, los culpables de que el balón nos llegue siempre en las mejores condiciones.”

Efectivamente Fermín, nadie celebra el ensayo señalando su nombre, ya que no figura ninguno en nuestras camisetas. He podido ver como jugadores demostraban su  hombría y respeto al contrario reventándose el pecho a puñetazos y gritando de forma varonil tras conseguir un ensayo en un partido que su equipo ganaba de 60 puntos. Te puedo recordar casos que conocerás como el avión de Chris Ashton, el baile del escorpión de Digby Ioane u otros muchos ejemplos de celebraciones mucho menos elegantes que señalarse un número.

“Además nos dirigimos al árbitro llamándole “señor”, sólo hablan con él los capitanes y nunca le culpamos de la derrota porque somos conscientes de que nos equivocamos más veces que ellos.” 

Me da la risa... ¿Hace  cuanto tiempo no te pasas por un partido de rugby en España?  Creo que llamar “señor” al árbitro para que luego no paren de recriminar decisiones o criterios, en muchas ocasiones de forma infundada, ya que el conocimiento general del reglamento en España es irrisorio ¿Lees los foros de la comunidad oval? Tras escribir cuatro líneas de la mal actuación del árbitro en cualquier tema, se suele edulcorar el post explicando que el partido se inclinó para  los vencedores de forma justa y que la pésima actuación del árbitro no tuvo influencia alguna en el resultado. O ver como jugadores de talla internacional como Picamoles, se marchan aplaudiendo al árbitro. Yo he podido ver como un árbitro se marchaba escoltado por la seguridad privada de unas instalaciones porque un jugador infantil había intentado agredirle, en parte gracias a que sus entrenadores  no pararon de increpar al árbitro en todas y cada una de sus decisiones. Y hasta el gravísimo caso de agresiones a referis en nuestra competición regional, donde se supone que el rugby está tamizado por un caracter social del que nos vanagloriamos en la barra del bar.

“…Se persigue severamente el  anti-juego y se castiga con ejemplaridad, por lo que nunca verás jugadores de rugby perdiendo tiempo o simulando lesiones…”

No te tengo que recordar el Bloodgate ¿Verdad?. Por todo esto, Fermín creo que tu artículo, que supongo escribes para dar un poco más de visibilidad a nuestro deporte es en buena medida erróneo. Se nos llena la boca al decir que nuestro deporte está lleno de valores frente aquellos que no conocen el mundo ovalado, pero después, a la hora de la verdad, en el campo, estos principios no son más que un efímero recuerdo de lo que pudo ser antaño. Has enumerado y descrito los valores no escritos del rugby, en donde defendemos que somos distintos, que no somos fútbol, aunque la triste realidad es que una de las pocas cosas que nos diferencia, es el número de personas que practican y ven el rugby en nuestros campos. Y esto no se soluciona escribiendo de los bonitos valores del mundo 'yupi-oval', sino con el trabajo de educadores, entrenadores, jugadores, árbitros, dirigentes y aficionados. Dejemos de engañarnos a nosotros mismos, ya está bien de 'postureo' con este deporte e idolatrar los valores mientras los hundimos cada vez más en la miseria competitiva de un hooliganismo que solo recriminamos al resto de deportes.

Rugbier Cebolleta